
Cambio climático, un código rojo para la humanidad
No hay tiempo que perder. En palabras del secretario general de Naciones Unidas, “las señales de alarma son ensordecedoras y las pruebas son irrefutables”. El cambio climático ya es irreversible, aunque todavía se puede minimizar su impacto actuando con urgencia, con contundencia y de forma coordinada. Para lograrlo, la ONU ha publicado la primera de las seis entregas de un informe con vocación de ser “un código rojo para la humanidad”.
El cambio climático es una realidad incontestable y ya hemos alcanzado un punto de no retorno. Según declaraba esta misma semana el secretario general de Naciones Unidas, António Guterres, “las señales de alarma son ensordecedoras y las pruebas son irrefutables. La humanidad está en código rojo”.
Este mismo lunes, 9 de agosto, coincidiendo con los devastadores incendios en Grecia y Turquía, a poco más de un mes de la ola de calor sin precedentes que dejó tras de sí cerca de 500 muertos en el suroeste de Canadá y el noroeste de Estados Unidos y apenas tres semanas después de las inundaciones que acabaron con la vida de más de 200 personas en Alemania y Bélgica, el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC, por sus siglas en inglés) presentó un informe incontestable sobre las consecuencias del calentamiento global.
Este documento demuestra que las emisiones de gases de efecto invernadero causadas por las actividades humanas son responsables de un aumento de 1,1° grados centígrados en la temperatura media del planeta desde el periodo comprendido entre 1850 y 1900 hasta la actualidad.
Además, el estudio considera más que plausible que la temperatura global alcance o supere los 1,5° C o más de calentamiento global en los próximos 20 años. Todo ello de acuerdo con los conjuntos de datos que han recogido hasta la fecha las organizaciones expertas en el análisis del clima de todo el mundo.
La opinión es unánime: el clima está cambiando en todos los rincones de la Tierra a una velocidad y en una escala no vista en cientos de miles de años. Y algunos de estos cambios en marcha son irreversibles y afectarán al futuro del planeta durante otros cientos de miles de años.
El informe Cambio climático: las bases científicas fue ratificado el pasado 6 de julio por los 195 gobiernos que forman parte de la IPCC y es la primera de seis entregas, que se publicarán hasta 2022.
Todavía hay tiempo para minimizar el impacto… pero muy poco
Pese a todo, aún hay cierta esperanza. De acuerdo con Said Hoesung Lee, copresidente del grupo intergubernamental, “una reducción enérgica y duradera de las emisiones de dióxido de carbono y otros gases de efecto invernadero puede limitar la magnitud del cambio climático”.
Según los cálculos del IPCC, las reducciones podrían mostrar sus beneficios sobre la calidad del aire de forma rápida, aunque llevaría entre 20 y 30 años estabilizar las temperaturas de la Tierra.
Una de las novedades del documento son las nuevas estimaciones sobre las probabilidades que existen de cruzar el nivel de los 1,5 grados de calentamiento en las próximas décadas y revela que, a menos que haya una inmediata reducción a gran escala de los gases de efecto invernadero, impedir una subida de la temperatura media de la Tierra por encima de esa barrera, incluso a la de los 2° centígrados, será imposible.
Las predicciones tienen una base sólida, ya que parten del perfeccionamiento de la recogida y el análisis de los datos climáticos, que sirven para evaluar este calentamiento histórico, así como en un avance en la comprensión de la repuesta del sistema meteorológico a las emisiones de los gases emitidos por la actividad humana por parte de la comunidad científica.
“Este informe es una prueba de la realidad”, aseguró la copresidenta IPCC, Valérie Masson-Delmotte el pasado lunes. “Ahora tenemos una imagen mejor del pasado, el presente y el futuro del clima, lo que es esencial para entender hacia dónde nos dirigimos, qué se puede hacer y cómo prepararnos para las consecuencias del calentamiento global”, continuó.
En 20 años, la temperatura media de la Tierra podría haber superado en 1,5º centígrados la del periodo preindustrial, un umbral tras el que la comunidad científica considera que entraríamos en una fase crítica para la agricultura y la salud
Por su parte, António Guterres señaló que ese umbral máximo de calentamiento global de 1,5º C por encima de los niveles preindustriales, que se ha establecido como ‘última frontera’ por acuerdo internacional, está peligrosamente cerca. Corremos el riesgo inminente de alcanzarlos a corto plazo. “La única manera de evitar que se sobrepase este umbral es redoblar urgentemente nuestros esfuerzos y perseguir la vía más ambiciosa. Debemos actuar con decisión ahora mismo para mantener vivo ese umbral”, afirmó.
El titular de la ONU explicó que las soluciones están claras: “Establecer economías inclusivas y verdes, aumentar la prosperidad y respirar un aire más limpio, además de gozar de mejor salud, es posible para toda la humanidad, siempre y cuando respondamos a esta crisis con solidaridad y valor”, subrayó.
Guterres también añadió que antes de COP26, la crucial conferencia sobre el clima que se celebrará en Glasgow en noviembre, todas las naciones, y muy especialmente las economías avanzadas del G20, deben unirse a la coalición de emisiones netas cero y reforzar sus promesas de frenar y revertir el calentamiento global con planes creíbles, concretos y mejorados. Es urgente establecer las medidas detalladas en las llamadas Contribuciones Nacionales Determinadas.
Nadie se libra, pero el principal enemigo está identificado
Según el informe de la ONU, muchas de las características del clima dependen directamente del nivel del calentamiento global, pero lo que las personas y las regiones experimentan en sus carnes es muy diferente de ese promedio y varía entre unas zonas y otras. Por ejemplo, el calentamiento de la superficie terrestre es mayor que el del promedio del planeta y en el Ártico es hasta dos veces mayor.
“El cambio climático está afectando cada rincón del planeta de formas diversas, pero los cambios aumentarán de intensidad en todas las regiones a medida que avance el calentamiento”, explicó Panmao Zhai, tercer copresidente del grupo de trabajo del IPCC.
Si el aumento llega a los 1,5° C, habrá más olas de calor, las estaciones cálidas serán más largas y las frías más cortas. Con un aumento de 2° C, los eventos extremos de calor se convertirán en el pan nuestro de cada día y se alcanzarían niveles de tolerancia críticos para la salud y la agricultura, dibujando un escenario de enfermedades y hambrunas.
Además, las consecuencias no son solo una cuestión de temperatura. El cambio climático también traerá traerá múltiples y diferentes transformaciones en distintos lugares de la Tierra. Habrá efectos en el equilibrio entre humedad y sequedad, en los vientos, en la frecuencia e intensidad de las nevadas, en la disminución y el comportamiento de los glaciares y en la topografía de las zonas costeras.
Por primera vez, este informe en seis entregas suministra una valoración regional detallada del cambio climático, incluyendo información útil para evaluar los impactos de riesgo, la adaptación a las nuevas circunstancias y la toma de decisiones para paliar sus efectos. También propone un nuevo marco para traducir los cambios físicos que producirá el cambio climático en las sociedades y los ecosistemas: el calor, el frío, la lluvia, la nieve, la sequía, el viento, las inundaciones costeras, entre otros fenómenos que estarán a la orden del día.
Con el fin de aumentar el conocimiento de la ciudadanía sobre el cambio climático, la información regional está disponible en el nuevo Atlas Interactivo que ha desarrollado por el IPCC, así como en las páginas regionales del citado informe.
“La influencia de los seres humanos en los sistemas climáticos es indiscutible”, aseguró Masson-Delmotte, que sin embargo señaló que el nuevo documento también refleja importantes avances en la ciencia de la atribución, es decir, en la comprensión del papel del cambio climático en la intensificación de fenómenos meteorológicos y climáticos como las olas de calor extremas y las lluvias torrenciales.
Este conocimiento cada vez más sofisticado arroja una conclusión positiva: la acción humana todavía dispone de potencial para determinar el futuro del clima. Está en nuestras manos lograrlo. No es inviable, pero urge ponerse manos a la obra.
Como ejemplo de medida aplicable y de máxima eficacia, los autores del informe contaron que hay claras pruebas de que el dióxido de carbono es el principal agente del cambio climático, aún cuando otros gases de efecto invernadero y distintos contaminantes del aire tengan también efectos sobre el clima.
“Estabilizar el clima requerirá reducciones fuertes, rápidas y sostenidas de las emisiones de gases de efecto invernadero hasta llegar a cero emisiones netas de CO2. Por otra parte, se ha visto que limitar otros gases de efecto invernadero y los principales contaminantes atmosféricos, especialmente el metano, podría ser beneficioso tanto para la salud como para el clima”, concluyó Zhai.
* La imagen es de Vivek Doshi y está disponible en Unsplash.
No hay tiempo que perder. En palabras del secretario general de Naciones Unidas, “las señales de alarma son ensordecedoras y las pruebas son irrefutables”. El cambio climático ya es irreversible, aunque todavía se puede minimizar su impacto actuando con urgencia, con contundencia y de forma coordinada. Para lograrlo, la ONU ha publicado la primera de las seis entregas de un informe con vocación de ser “un código rojo para la humanidad”.
El cambio climático es una realidad incontestable y ya hemos alcanzado un punto de no retorno. Según declaraba esta misma semana el secretario general de Naciones Unidas, António Guterres, “las señales de alarma son ensordecedoras y las pruebas son irrefutables. La humanidad está en código rojo”.
Este mismo lunes, 9 de agosto, coincidiendo con los devastadores incendios en Grecia y Turquía, a poco más de un mes de la ola de calor sin precedentes que dejó tras de sí cerca de 500 muertos en el suroeste de Canadá y el noroeste de Estados Unidos y apenas tres semanas después de las inundaciones que acabaron con la vida de más de 200 personas en Alemania y Bélgica, el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC, por sus siglas en inglés) presentó un informe incontestable sobre las consecuencias del calentamiento global.
Este documento demuestra que las emisiones de gases de efecto invernadero causadas por las actividades humanas son responsables de un aumento de 1,1° grados centígrados en la temperatura media del planeta desde el periodo comprendido entre 1850 y 1900 hasta la actualidad.
Además, el estudio considera más que plausible que la temperatura global alcance o supere los 1,5° C o más de calentamiento global en los próximos 20 años. Todo ello de acuerdo con los conjuntos de datos que han recogido hasta la fecha las organizaciones expertas en el análisis del clima de todo el mundo.
La opinión es unánime: el clima está cambiando en todos los rincones de la Tierra a una velocidad y en una escala no vista en cientos de miles de años. Y algunos de estos cambios en marcha son irreversibles y afectarán al futuro del planeta durante otros cientos de miles de años.
El informe Cambio climático: las bases científicas fue ratificado el pasado 6 de julio por los 195 gobiernos que forman parte de la IPCC y es la primera de seis entregas, que se publicarán hasta 2022.
Todavía hay tiempo para minimizar el impacto… pero muy poco
Pese a todo, aún hay cierta esperanza. De acuerdo con Said Hoesung Lee, copresidente del grupo intergubernamental, “una reducción enérgica y duradera de las emisiones de dióxido de carbono y otros gases de efecto invernadero puede limitar la magnitud del cambio climático”.
Según los cálculos del IPCC, las reducciones podrían mostrar sus beneficios sobre la calidad del aire de forma rápida, aunque llevaría entre 20 y 30 años estabilizar las temperaturas de la Tierra.
Una de las novedades del documento son las nuevas estimaciones sobre las probabilidades que existen de cruzar el nivel de los 1,5 grados de calentamiento en las próximas décadas y revela que, a menos que haya una inmediata reducción a gran escala de los gases de efecto invernadero, impedir una subida de la temperatura media de la Tierra por encima de esa barrera, incluso a la de los 2° centígrados, será imposible.
Las predicciones tienen una base sólida, ya que parten del perfeccionamiento de la recogida y el análisis de los datos climáticos, que sirven para evaluar este calentamiento histórico, así como en un avance en la comprensión de la repuesta del sistema meteorológico a las emisiones de los gases emitidos por la actividad humana por parte de la comunidad científica.
“Este informe es una prueba de la realidad”, aseguró la copresidenta IPCC, Valérie Masson-Delmotte el pasado lunes. “Ahora tenemos una imagen mejor del pasado, el presente y el futuro del clima, lo que es esencial para entender hacia dónde nos dirigimos, qué se puede hacer y cómo prepararnos para las consecuencias del calentamiento global”, continuó.
En 20 años, la temperatura media de la Tierra podría haber superado en 1,5º centígrados la del periodo preindustrial, un umbral tras el que la comunidad científica considera que entraríamos en una fase crítica para la agricultura y la salud
Por su parte, António Guterres señaló que ese umbral máximo de calentamiento global de 1,5º C por encima de los niveles preindustriales, que se ha establecido como ‘última frontera’ por acuerdo internacional, está peligrosamente cerca. Corremos el riesgo inminente de alcanzarlos a corto plazo. “La única manera de evitar que se sobrepase este umbral es redoblar urgentemente nuestros esfuerzos y perseguir la vía más ambiciosa. Debemos actuar con decisión ahora mismo para mantener vivo ese umbral”, afirmó.
El titular de la ONU explicó que las soluciones están claras: “Establecer economías inclusivas y verdes, aumentar la prosperidad y respirar un aire más limpio, además de gozar de mejor salud, es posible para toda la humanidad, siempre y cuando respondamos a esta crisis con solidaridad y valor”, subrayó.
Guterres también añadió que antes de COP26, la crucial conferencia sobre el clima que se celebrará en Glasgow en noviembre, todas las naciones, y muy especialmente las economías avanzadas del G20, deben unirse a la coalición de emisiones netas cero y reforzar sus promesas de frenar y revertir el calentamiento global con planes creíbles, concretos y mejorados. Es urgente establecer las medidas detalladas en las llamadas Contribuciones Nacionales Determinadas.
Nadie se libra, pero el principal enemigo está identificado
Según el informe de la ONU, muchas de las características del clima dependen directamente del nivel del calentamiento global, pero lo que las personas y las regiones experimentan en sus carnes es muy diferente de ese promedio y varía entre unas zonas y otras. Por ejemplo, el calentamiento de la superficie terrestre es mayor que el del promedio del planeta y en el Ártico es hasta dos veces mayor.
“El cambio climático está afectando cada rincón del planeta de formas diversas, pero los cambios aumentarán de intensidad en todas las regiones a medida que avance el calentamiento”, explicó Panmao Zhai, tercer copresidente del grupo de trabajo del IPCC.
Si el aumento llega a los 1,5° C, habrá más olas de calor, las estaciones cálidas serán más largas y las frías más cortas. Con un aumento de 2° C, los eventos extremos de calor se convertirán en el pan nuestro de cada día y se alcanzarían niveles de tolerancia críticos para la salud y la agricultura, dibujando un escenario de enfermedades y hambrunas.
Además, las consecuencias no son solo una cuestión de temperatura. El cambio climático también traerá traerá múltiples y diferentes transformaciones en distintos lugares de la Tierra. Habrá efectos en el equilibrio entre humedad y sequedad, en los vientos, en la frecuencia e intensidad de las nevadas, en la disminución y el comportamiento de los glaciares y en la topografía de las zonas costeras.
Por primera vez, este informe en seis entregas suministra una valoración regional detallada del cambio climático, incluyendo información útil para evaluar los impactos de riesgo, la adaptación a las nuevas circunstancias y la toma de decisiones para paliar sus efectos. También propone un nuevo marco para traducir los cambios físicos que producirá el cambio climático en las sociedades y los ecosistemas: el calor, el frío, la lluvia, la nieve, la sequía, el viento, las inundaciones costeras, entre otros fenómenos que estarán a la orden del día.
Con el fin de aumentar el conocimiento de la ciudadanía sobre el cambio climático, la información regional está disponible en el nuevo Atlas Interactivo que ha desarrollado por el IPCC, así como en las páginas regionales del citado informe.
“La influencia de los seres humanos en los sistemas climáticos es indiscutible”, aseguró Masson-Delmotte, que sin embargo señaló que el nuevo documento también refleja importantes avances en la ciencia de la atribución, es decir, en la comprensión del papel del cambio climático en la intensificación de fenómenos meteorológicos y climáticos como las olas de calor extremas y las lluvias torrenciales.
Este conocimiento cada vez más sofisticado arroja una conclusión positiva: la acción humana todavía dispone de potencial para determinar el futuro del clima. Está en nuestras manos lograrlo. No es inviable, pero urge ponerse manos a la obra.
Como ejemplo de medida aplicable y de máxima eficacia, los autores del informe contaron que hay claras pruebas de que el dióxido de carbono es el principal agente del cambio climático, aún cuando otros gases de efecto invernadero y distintos contaminantes del aire tengan también efectos sobre el clima.
“Estabilizar el clima requerirá reducciones fuertes, rápidas y sostenidas de las emisiones de gases de efecto invernadero hasta llegar a cero emisiones netas de CO2. Por otra parte, se ha visto que limitar otros gases de efecto invernadero y los principales contaminantes atmosféricos, especialmente el metano, podría ser beneficioso tanto para la salud como para el clima”, concluyó Zhai.
* La imagen es de Vivek Doshi y está disponible en Unsplash.
No hay tiempo que perder. En palabras del secretario general de Naciones Unidas, “las señales de alarma son ensordecedoras y las pruebas son irrefutables”. El cambio climático ya es irreversible, aunque todavía se puede minimizar su impacto actuando con urgencia, con contundencia y de forma coordinada. Para lograrlo, la ONU ha publicado la primera de las seis entregas de un informe con vocación de ser “un código rojo para la humanidad”.
El cambio climático es una realidad incontestable y ya hemos alcanzado un punto de no retorno. Según declaraba esta misma semana el secretario general de Naciones Unidas, António Guterres, “las señales de alarma son ensordecedoras y las pruebas son irrefutables. La humanidad está en código rojo”.
Este mismo lunes, 9 de agosto, coincidiendo con los devastadores incendios en Grecia y Turquía, a poco más de un mes de la ola de calor sin precedentes que dejó tras de sí cerca de 500 muertos en el suroeste de Canadá y el noroeste de Estados Unidos y apenas tres semanas después de las inundaciones que acabaron con la vida de más de 200 personas en Alemania y Bélgica, el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC, por sus siglas en inglés) presentó un informe incontestable sobre las consecuencias del calentamiento global.
Este documento demuestra que las emisiones de gases de efecto invernadero causadas por las actividades humanas son responsables de un aumento de 1,1° grados centígrados en la temperatura media del planeta desde el periodo comprendido entre 1850 y 1900 hasta la actualidad.
Además, el estudio considera más que plausible que la temperatura global alcance o supere los 1,5° C o más de calentamiento global en los próximos 20 años. Todo ello de acuerdo con los conjuntos de datos que han recogido hasta la fecha las organizaciones expertas en el análisis del clima de todo el mundo.
La opinión es unánime: el clima está cambiando en todos los rincones de la Tierra a una velocidad y en una escala no vista en cientos de miles de años. Y algunos de estos cambios en marcha son irreversibles y afectarán al futuro del planeta durante otros cientos de miles de años.
El informe Cambio climático: las bases científicas fue ratificado el pasado 6 de julio por los 195 gobiernos que forman parte de la IPCC y es la primera de seis entregas, que se publicarán hasta 2022.
Todavía hay tiempo para minimizar el impacto… pero muy poco
Pese a todo, aún hay cierta esperanza. De acuerdo con Said Hoesung Lee, copresidente del grupo intergubernamental, “una reducción enérgica y duradera de las emisiones de dióxido de carbono y otros gases de efecto invernadero puede limitar la magnitud del cambio climático”.
Según los cálculos del IPCC, las reducciones podrían mostrar sus beneficios sobre la calidad del aire de forma rápida, aunque llevaría entre 20 y 30 años estabilizar las temperaturas de la Tierra.
Una de las novedades del documento son las nuevas estimaciones sobre las probabilidades que existen de cruzar el nivel de los 1,5 grados de calentamiento en las próximas décadas y revela que, a menos que haya una inmediata reducción a gran escala de los gases de efecto invernadero, impedir una subida de la temperatura media de la Tierra por encima de esa barrera, incluso a la de los 2° centígrados, será imposible.
Las predicciones tienen una base sólida, ya que parten del perfeccionamiento de la recogida y el análisis de los datos climáticos, que sirven para evaluar este calentamiento histórico, así como en un avance en la comprensión de la repuesta del sistema meteorológico a las emisiones de los gases emitidos por la actividad humana por parte de la comunidad científica.
“Este informe es una prueba de la realidad”, aseguró la copresidenta IPCC, Valérie Masson-Delmotte el pasado lunes. “Ahora tenemos una imagen mejor del pasado, el presente y el futuro del clima, lo que es esencial para entender hacia dónde nos dirigimos, qué se puede hacer y cómo prepararnos para las consecuencias del calentamiento global”, continuó.
En 20 años, la temperatura media de la Tierra podría haber superado en 1,5º centígrados la del periodo preindustrial, un umbral tras el que la comunidad científica considera que entraríamos en una fase crítica para la agricultura y la salud
Por su parte, António Guterres señaló que ese umbral máximo de calentamiento global de 1,5º C por encima de los niveles preindustriales, que se ha establecido como ‘última frontera’ por acuerdo internacional, está peligrosamente cerca. Corremos el riesgo inminente de alcanzarlos a corto plazo. “La única manera de evitar que se sobrepase este umbral es redoblar urgentemente nuestros esfuerzos y perseguir la vía más ambiciosa. Debemos actuar con decisión ahora mismo para mantener vivo ese umbral”, afirmó.
El titular de la ONU explicó que las soluciones están claras: “Establecer economías inclusivas y verdes, aumentar la prosperidad y respirar un aire más limpio, además de gozar de mejor salud, es posible para toda la humanidad, siempre y cuando respondamos a esta crisis con solidaridad y valor”, subrayó.
Guterres también añadió que antes de COP26, la crucial conferencia sobre el clima que se celebrará en Glasgow en noviembre, todas las naciones, y muy especialmente las economías avanzadas del G20, deben unirse a la coalición de emisiones netas cero y reforzar sus promesas de frenar y revertir el calentamiento global con planes creíbles, concretos y mejorados. Es urgente establecer las medidas detalladas en las llamadas Contribuciones Nacionales Determinadas.
Nadie se libra, pero el principal enemigo está identificado
Según el informe de la ONU, muchas de las características del clima dependen directamente del nivel del calentamiento global, pero lo que las personas y las regiones experimentan en sus carnes es muy diferente de ese promedio y varía entre unas zonas y otras. Por ejemplo, el calentamiento de la superficie terrestre es mayor que el del promedio del planeta y en el Ártico es hasta dos veces mayor.
“El cambio climático está afectando cada rincón del planeta de formas diversas, pero los cambios aumentarán de intensidad en todas las regiones a medida que avance el calentamiento”, explicó Panmao Zhai, tercer copresidente del grupo de trabajo del IPCC.
Si el aumento llega a los 1,5° C, habrá más olas de calor, las estaciones cálidas serán más largas y las frías más cortas. Con un aumento de 2° C, los eventos extremos de calor se convertirán en el pan nuestro de cada día y se alcanzarían niveles de tolerancia críticos para la salud y la agricultura, dibujando un escenario de enfermedades y hambrunas.
Además, las consecuencias no son solo una cuestión de temperatura. El cambio climático también traerá traerá múltiples y diferentes transformaciones en distintos lugares de la Tierra. Habrá efectos en el equilibrio entre humedad y sequedad, en los vientos, en la frecuencia e intensidad de las nevadas, en la disminución y el comportamiento de los glaciares y en la topografía de las zonas costeras.
Por primera vez, este informe en seis entregas suministra una valoración regional detallada del cambio climático, incluyendo información útil para evaluar los impactos de riesgo, la adaptación a las nuevas circunstancias y la toma de decisiones para paliar sus efectos. También propone un nuevo marco para traducir los cambios físicos que producirá el cambio climático en las sociedades y los ecosistemas: el calor, el frío, la lluvia, la nieve, la sequía, el viento, las inundaciones costeras, entre otros fenómenos que estarán a la orden del día.
Con el fin de aumentar el conocimiento de la ciudadanía sobre el cambio climático, la información regional está disponible en el nuevo Atlas Interactivo que ha desarrollado por el IPCC, así como en las páginas regionales del citado informe.
“La influencia de los seres humanos en los sistemas climáticos es indiscutible”, aseguró Masson-Delmotte, que sin embargo señaló que el nuevo documento también refleja importantes avances en la ciencia de la atribución, es decir, en la comprensión del papel del cambio climático en la intensificación de fenómenos meteorológicos y climáticos como las olas de calor extremas y las lluvias torrenciales.
Este conocimiento cada vez más sofisticado arroja una conclusión positiva: la acción humana todavía dispone de potencial para determinar el futuro del clima. Está en nuestras manos lograrlo. No es inviable, pero urge ponerse manos a la obra.
Como ejemplo de medida aplicable y de máxima eficacia, los autores del informe contaron que hay claras pruebas de que el dióxido de carbono es el principal agente del cambio climático, aún cuando otros gases de efecto invernadero y distintos contaminantes del aire tengan también efectos sobre el clima.
“Estabilizar el clima requerirá reducciones fuertes, rápidas y sostenidas de las emisiones de gases de efecto invernadero hasta llegar a cero emisiones netas de CO2. Por otra parte, se ha visto que limitar otros gases de efecto invernadero y los principales contaminantes atmosféricos, especialmente el metano, podría ser beneficioso tanto para la salud como para el clima”, concluyó Zhai.
* La imagen es de Vivek Doshi y está disponible en Unsplash.