
Corazón de Mujer: contra una ignorancia que mata
Las enfermedades cardiovasculares son, con diferencia, la principal causa de muerte de las mujeres. Pero no somos conscientes. Seguimos pensando, por ejemplo, que el infarto es cosa de hombres y desconocemos los síntomas específicamente femeninos. Esta ignorancia cuesta vidas e implica un sesgo de género que todavía se hace notar en el sistema sanitario, como demuestran el peor pronóstico y la mayor mortalidad de las pacientes tras un primer evento. El movimiento Corazón de Mujer toma como referencia un exitoso proyecto estadounidense y se propone poner fin a este despropósito con dos herramientas básicas: la educación para la prevención y el diagnóstico precoz diferenciado.
Ayer se presentó en Madrid el movimiento Corazón de Mujer, con el objetivo de promover la salud cardiovascular femenina. Las patologías cardiacas, principal causa de muerte en la población femenina, se cobran la vida de una mujer cada 6 minutos en Europa y cada 60 segundos en Estados Unidos. De hecho, en 2020 fueron responsables del 26,2% de los fallecimientos en todo el mundo, frente al 18,6% del cáncer, y aun así, existe un gran desconocimiento sobre su alta incidencia en la población femenina y una peligrosamente baja percepción de riesgo. En España, perdieron la vida más mujeres que hombres por enfermedades cardiovasculares (ECV) ese mismo año, con 264,7 muertes por cada 100.000 habitantes frente a 241,1, casi un 10% más. En los últimos años, se calcula que el número de mujeres fallecidas por ECV es un 6% superior al de hombres.
Corazón de Mujer quiere incidir en la importancia de conocer los riesgos asociados a la enfermedad cardiovascular y crear hábitos de vida saludables para intentar reducir la mortalidad asociada a las patologías cardiacas en mujeres. Liderado por la doctora Leticia Fernández-Friera, socia fundadora y directora de la Unidad de Cardio-Mujer en Atria Clinic, además de directora de la Unidad de Imagen Cardiaca y de Mujer de HM Hospitales, donde también es coordinadora de investigación en cardiología, el movimiento está inspirado en el exitoso Go Red For Women, creado por la Asociación Americana del Corazón en 2004, que ha conseguido, junto a otras campañas de menor envergadura, una reducción de la mortalidad cardiovascular en Estados Unidos superior al 30%.
Por este motivo, el movimiento comenzó sus pasos en España de la mano de una de sus primeras impulsoras, la Dra. Malissa Wood, profesora de la Facultad de Medicina de la Universidad de Harvard, cardióloga clínica y codirectora del Programa Corrigan de Salud Cardiovascular de las Mujeres en el centro de cardiología del Hospital General de Massachusetts de Boston.
En palabras de la Dra. Wood, “gracias a estas campañas se han conseguido mejoras en el reconocimiento de los riesgos de la enfermedad cardiovascular en mujeres, se han creado subvenciones para apoyar el estudio de las enfermedades cardíacas, reforzar el apoyo necesario para mejorar la salud cardiovascular femenina y diseñar programas para alentar a las mujeres jóvenes a desarrollar carreras STEM”.
Para la Dra. Fernández-Friera, estos son también los objetivos de Corazón de Mujer, “junto a la creación de nuevas herramientas para la evaluación de riesgo cardiovascular en las mujeres (como la ecografía vascular), la divulgación de directrices para su manejo y el impulso de la investigación específica por sexo, que todavía es muy minoritaria España”.
El escenario debe cambiar
Las diferencias basadas en el sexo en la enfermedad cardiovascular han sido tradicionalmente poco apreciadas y comprendidas, y las mujeres están poco representadas en la investigación, los ensayos clínicos y las publicaciones. Además, en estas patologías todavía no se reconoce a la mujer en su particularidad ni se han establecido los protocolos de abordaje diferenciado necesarios, por lo que existen fuertes disparidades en diagnóstico y tratamiento. “A menudo se subestima el riesgo en las mujeres, debido a la percepción errónea de que están ‘protegidas’ contra las enfermedades cardíacas. Este poco reconocimiento, junto a las diferencias en la presentación clínica de los eventos cardiovasculares, conduce a estrategias de tratamiento menos agresivas y a una menor representación femenina en los ensayos clínicos, en los que tampoco se analizan los datos de forma diferenciada como se debería hacer”, explica la Dra. Fernández-Friera.
Las mujeres tienen un 20% más de riesgo de morir tras un primer infarto agudo de miocardio y, si superan este u otro evento cardiovascular grave, se les ofrece menos el mejor tratamiento disponible y su adherencia es un 30% inferior
Según la Dra. Wood, “en términos de prevención cardiovascular, el escenario ideal para todas sería aquel en el que se incorporase la educación en hábitos de vida cardiosaludables desde el colegio y cuanto antes, en el que atención primaria se implicase más y mejor en el reconocimiento de los factores de riesgo femeninos y en el que las mujeres fuesen capaces de identificar sus propios síntomas para saber pedir ayuda lo antes posible”.
La cardióloga del Hospital General de Massachussets también señala la necesidad de contar con unidades específicas para las mujeres en los centros sanitarios, así como en las clínicas especializadas, capaces de identificar, diagnosticar, tratar y prevenir las enfermedades cardiovasculares que afectan al sexo femenino, al tiempo que contribuyen a la investigación y desarrollan nuevas herramientas y tratamientos para mejorar el diagnóstico. “Es crucial que se aplique un enfoque contemporáneo, centrado en la ‘mujer sana’ para la identificación y el tratamiento temprano de las mujeres con riesgo de desarrollar enfermedades cardiovasculares”, añade la Dra. Fernandez-Friera.
La salud cardiovascular de las mujeres
Existen varias razones por las que las enfermedades cardiovasculares son de extrema importante para las mujeres: son la primera causa de mortalidad y la tendencia está aumentando, al igual que los factores de riesgo, debido al cambio en el estilo de vida de las últimas décadas. Sin embargo, existe una percepción de los riesgos muy baja por parte tanto de las población femenina como del sistema sanitario y la sociedad en su conjunto.
Estos riesgos no solo incluyen los clásicos: tabaquismo, mala alimentación y obesidad, sedentarismo e hipertensión, especialmente si van acompañados de estados de estrés sostenidos, o distress. “Las mujeres suman también otros riesgos específicos, como la hipertensión en el embarazo, la diabetes gestacional o la menopausia precoz”, afirma la Dra. Fernández-Friera.
Tampoco están bien representadas en las escalas de riesgo internacionales y, por tanto, existen trabas para el diagnóstico y el tratamiento. “Además, se conocen poco sus síntomas referenciales, que se añaden al típico dolor en el brazo y el pecho. Síntomas como dolor en la mandíbula, decaimiento, molestias en la espalda y dificultades para respirar. Por si fuera poco, las mujeres acuden más tarde al especialista, lo que se asocia a un 20% más de mortalidad tras un primer infarto”, continúa la especialista española.
Sin embargo, los problemas no acaban ahí, ya que los sesgos de género se reproducen incluso en el seno de los servicios de cardiología, que inscriben a menos mujeres en los programas de rehabilitación cardíaca. Y, en un terrible círculo vicioso, las mujeres que sí tienen la ocasión de acceder muestran un 30% menos de adherencia.
Por todo ello, ambas doctoras coinciden en destacar que las mujeres deberían aprender a priorizar su salud y, por supuesto, necesitan conocer con detalle los factores de riesgo asociados a las enfermedades cardiovasculares. Si este cambio fuese acompañado por mayor investigación, más diagnósticos tempranos y mejores tratamientos diferenciados, no solo se podrían prevenir hasta el 80% de estas patologías, sino que se mejoraría sustancialmente su pronóstico y, consecuentemente, se reduciría mucho su tremenda carga de mortalidad.
Por todo ello, el movimiento Corazón de Mujer ya cuenta con la colaboración de importantes empresas, profesionales de la salud y personas anónimas que entienden la importancia de unirse a esta lucha. Entre sus benefactores se encuentran Atria Clinic, la compañía farmacéutica especializada en salud femenina Organon, la Clínica Dr. Durántez y Solán de Cabras. Huelga decir que el deseo es crecer, tanto en influencia como en organizaciones, colectivos y personas colaboradoras.
* En imagen que ilustra esta noticia, la doctora Leticia Fernández-Friera durante la presentación de Corazón de Mujer, celebrada en el Espacio Solo de Madrid.
Las enfermedades cardiovasculares son, con diferencia, la principal causa de muerte de las mujeres. Pero no somos conscientes. Seguimos pensando, por ejemplo, que el infarto es cosa de hombres y desconocemos los síntomas específicamente femeninos. Esta ignorancia cuesta vidas e implica un sesgo de género que todavía se hace notar en el sistema sanitario, como demuestran el peor pronóstico y la mayor mortalidad de las pacientes tras un primer evento. El movimiento Corazón de Mujer toma como referencia un exitoso proyecto estadounidense y se propone poner fin a este despropósito con dos herramientas básicas: la educación para la prevención y el diagnóstico precoz diferenciado.
Ayer se presentó en Madrid el movimiento Corazón de Mujer, con el objetivo de promover la salud cardiovascular femenina. Las patologías cardiacas, principal causa de muerte en la población femenina, se cobran la vida de una mujer cada 6 minutos en Europa y cada 60 segundos en Estados Unidos. De hecho, en 2020 fueron responsables del 26,2% de los fallecimientos en todo el mundo, frente al 18,6% del cáncer, y aun así, existe un gran desconocimiento sobre su alta incidencia en la población femenina y una peligrosamente baja percepción de riesgo. En España, perdieron la vida más mujeres que hombres por enfermedades cardiovasculares (ECV) ese mismo año, con 264,7 muertes por cada 100.000 habitantes frente a 241,1, casi un 10% más. En los últimos años, se calcula que el número de mujeres fallecidas por ECV es un 6% superior al de hombres.
Corazón de Mujer quiere incidir en la importancia de conocer los riesgos asociados a la enfermedad cardiovascular y crear hábitos de vida saludables para intentar reducir la mortalidad asociada a las patologías cardiacas en mujeres. Liderado por la doctora Leticia Fernández-Friera, socia fundadora y directora de la Unidad de Cardio-Mujer en Atria Clinic, además de directora de la Unidad de Imagen Cardiaca y de Mujer de HM Hospitales, donde también es coordinadora de investigación en cardiología, el movimiento está inspirado en el exitoso Go Red For Women, creado por la Asociación Americana del Corazón en 2004, que ha conseguido, junto a otras campañas de menor envergadura, una reducción de la mortalidad cardiovascular en Estados Unidos superior al 30%.
Por este motivo, el movimiento comenzó sus pasos en España de la mano de una de sus primeras impulsoras, la Dra. Malissa Wood, profesora de la Facultad de Medicina de la Universidad de Harvard, cardióloga clínica y codirectora del Programa Corrigan de Salud Cardiovascular de las Mujeres en el centro de cardiología del Hospital General de Massachusetts de Boston.
En palabras de la Dra. Wood, “gracias a estas campañas se han conseguido mejoras en el reconocimiento de los riesgos de la enfermedad cardiovascular en mujeres, se han creado subvenciones para apoyar el estudio de las enfermedades cardíacas, reforzar el apoyo necesario para mejorar la salud cardiovascular femenina y diseñar programas para alentar a las mujeres jóvenes a desarrollar carreras STEM”.
Para la Dra. Fernández-Friera, estos son también los objetivos de Corazón de Mujer, “junto a la creación de nuevas herramientas para la evaluación de riesgo cardiovascular en las mujeres (como la ecografía vascular), la divulgación de directrices para su manejo y el impulso de la investigación específica por sexo, que todavía es muy minoritaria España”.
El escenario debe cambiar
Las diferencias basadas en el sexo en la enfermedad cardiovascular han sido tradicionalmente poco apreciadas y comprendidas, y las mujeres están poco representadas en la investigación, los ensayos clínicos y las publicaciones. Además, en estas patologías todavía no se reconoce a la mujer en su particularidad ni se han establecido los protocolos de abordaje diferenciado necesarios, por lo que existen fuertes disparidades en diagnóstico y tratamiento. “A menudo se subestima el riesgo en las mujeres, debido a la percepción errónea de que están ‘protegidas’ contra las enfermedades cardíacas. Este poco reconocimiento, junto a las diferencias en la presentación clínica de los eventos cardiovasculares, conduce a estrategias de tratamiento menos agresivas y a una menor representación femenina en los ensayos clínicos, en los que tampoco se analizan los datos de forma diferenciada como se debería hacer”, explica la Dra. Fernández-Friera.
Las mujeres tienen un 20% más de riesgo de morir tras un primer infarto agudo de miocardio y, si superan este u otro evento cardiovascular grave, se les ofrece menos el mejor tratamiento disponible y su adherencia es un 30% inferior
Según la Dra. Wood, “en términos de prevención cardiovascular, el escenario ideal para todas sería aquel en el que se incorporase la educación en hábitos de vida cardiosaludables desde el colegio y cuanto antes, en el que atención primaria se implicase más y mejor en el reconocimiento de los factores de riesgo femeninos y en el que las mujeres fuesen capaces de identificar sus propios síntomas para saber pedir ayuda lo antes posible”.
La cardióloga del Hospital General de Massachussets también señala la necesidad de contar con unidades específicas para las mujeres en los centros sanitarios, así como en las clínicas especializadas, capaces de identificar, diagnosticar, tratar y prevenir las enfermedades cardiovasculares que afectan al sexo femenino, al tiempo que contribuyen a la investigación y desarrollan nuevas herramientas y tratamientos para mejorar el diagnóstico. “Es crucial que se aplique un enfoque contemporáneo, centrado en la ‘mujer sana’ para la identificación y el tratamiento temprano de las mujeres con riesgo de desarrollar enfermedades cardiovasculares”, añade la Dra. Fernandez-Friera.
La salud cardiovascular de las mujeres
Existen varias razones por las que las enfermedades cardiovasculares son de extrema importante para las mujeres: son la primera causa de mortalidad y la tendencia está aumentando, al igual que los factores de riesgo, debido al cambio en el estilo de vida de las últimas décadas. Sin embargo, existe una percepción de los riesgos muy baja por parte tanto de las población femenina como del sistema sanitario y la sociedad en su conjunto.
Estos riesgos no solo incluyen los clásicos: tabaquismo, mala alimentación y obesidad, sedentarismo e hipertensión, especialmente si van acompañados de estados de estrés sostenidos, o distress. “Las mujeres suman también otros riesgos específicos, como la hipertensión en el embarazo, la diabetes gestacional o la menopausia precoz”, afirma la Dra. Fernández-Friera.
Tampoco están bien representadas en las escalas de riesgo internacionales y, por tanto, existen trabas para el diagnóstico y el tratamiento. “Además, se conocen poco sus síntomas referenciales, que se añaden al típico dolor en el brazo y el pecho. Síntomas como dolor en la mandíbula, decaimiento, molestias en la espalda y dificultades para respirar. Por si fuera poco, las mujeres acuden más tarde al especialista, lo que se asocia a un 20% más de mortalidad tras un primer infarto”, continúa la especialista española.
Sin embargo, los problemas no acaban ahí, ya que los sesgos de género se reproducen incluso en el seno de los servicios de cardiología, que inscriben a menos mujeres en los programas de rehabilitación cardíaca. Y, en un terrible círculo vicioso, las mujeres que sí tienen la ocasión de acceder muestran un 30% menos de adherencia.
Por todo ello, ambas doctoras coinciden en destacar que las mujeres deberían aprender a priorizar su salud y, por supuesto, necesitan conocer con detalle los factores de riesgo asociados a las enfermedades cardiovasculares. Si este cambio fuese acompañado por mayor investigación, más diagnósticos tempranos y mejores tratamientos diferenciados, no solo se podrían prevenir hasta el 80% de estas patologías, sino que se mejoraría sustancialmente su pronóstico y, consecuentemente, se reduciría mucho su tremenda carga de mortalidad.
Por todo ello, el movimiento Corazón de Mujer ya cuenta con la colaboración de importantes empresas, profesionales de la salud y personas anónimas que entienden la importancia de unirse a esta lucha. Entre sus benefactores se encuentran Atria Clinic, la compañía farmacéutica especializada en salud femenina Organon, la Clínica Dr. Durántez y Solán de Cabras. Huelga decir que el deseo es crecer, tanto en influencia como en organizaciones, colectivos y personas colaboradoras.
* En imagen que ilustra esta noticia, la doctora Leticia Fernández-Friera durante la presentación de Corazón de Mujer, celebrada en el Espacio Solo de Madrid.
Las enfermedades cardiovasculares son, con diferencia, la principal causa de muerte de las mujeres. Pero no somos conscientes. Seguimos pensando, por ejemplo, que el infarto es cosa de hombres y desconocemos los síntomas específicamente femeninos. Esta ignorancia cuesta vidas e implica un sesgo de género que todavía se hace notar en el sistema sanitario, como demuestran el peor pronóstico y la mayor mortalidad de las pacientes tras un primer evento. El movimiento Corazón de Mujer toma como referencia un exitoso proyecto estadounidense y se propone poner fin a este despropósito con dos herramientas básicas: la educación para la prevención y el diagnóstico precoz diferenciado.
Ayer se presentó en Madrid el movimiento Corazón de Mujer, con el objetivo de promover la salud cardiovascular femenina. Las patologías cardiacas, principal causa de muerte en la población femenina, se cobran la vida de una mujer cada 6 minutos en Europa y cada 60 segundos en Estados Unidos. De hecho, en 2020 fueron responsables del 26,2% de los fallecimientos en todo el mundo, frente al 18,6% del cáncer, y aun así, existe un gran desconocimiento sobre su alta incidencia en la población femenina y una peligrosamente baja percepción de riesgo. En España, perdieron la vida más mujeres que hombres por enfermedades cardiovasculares (ECV) ese mismo año, con 264,7 muertes por cada 100.000 habitantes frente a 241,1, casi un 10% más. En los últimos años, se calcula que el número de mujeres fallecidas por ECV es un 6% superior al de hombres.
Corazón de Mujer quiere incidir en la importancia de conocer los riesgos asociados a la enfermedad cardiovascular y crear hábitos de vida saludables para intentar reducir la mortalidad asociada a las patologías cardiacas en mujeres. Liderado por la doctora Leticia Fernández-Friera, socia fundadora y directora de la Unidad de Cardio-Mujer en Atria Clinic, además de directora de la Unidad de Imagen Cardiaca y de Mujer de HM Hospitales, donde también es coordinadora de investigación en cardiología, el movimiento está inspirado en el exitoso Go Red For Women, creado por la Asociación Americana del Corazón en 2004, que ha conseguido, junto a otras campañas de menor envergadura, una reducción de la mortalidad cardiovascular en Estados Unidos superior al 30%.
Por este motivo, el movimiento comenzó sus pasos en España de la mano de una de sus primeras impulsoras, la Dra. Malissa Wood, profesora de la Facultad de Medicina de la Universidad de Harvard, cardióloga clínica y codirectora del Programa Corrigan de Salud Cardiovascular de las Mujeres en el centro de cardiología del Hospital General de Massachusetts de Boston.
En palabras de la Dra. Wood, “gracias a estas campañas se han conseguido mejoras en el reconocimiento de los riesgos de la enfermedad cardiovascular en mujeres, se han creado subvenciones para apoyar el estudio de las enfermedades cardíacas, reforzar el apoyo necesario para mejorar la salud cardiovascular femenina y diseñar programas para alentar a las mujeres jóvenes a desarrollar carreras STEM”.
Para la Dra. Fernández-Friera, estos son también los objetivos de Corazón de Mujer, “junto a la creación de nuevas herramientas para la evaluación de riesgo cardiovascular en las mujeres (como la ecografía vascular), la divulgación de directrices para su manejo y el impulso de la investigación específica por sexo, que todavía es muy minoritaria España”.
El escenario debe cambiar
Las diferencias basadas en el sexo en la enfermedad cardiovascular han sido tradicionalmente poco apreciadas y comprendidas, y las mujeres están poco representadas en la investigación, los ensayos clínicos y las publicaciones. Además, en estas patologías todavía no se reconoce a la mujer en su particularidad ni se han establecido los protocolos de abordaje diferenciado necesarios, por lo que existen fuertes disparidades en diagnóstico y tratamiento. “A menudo se subestima el riesgo en las mujeres, debido a la percepción errónea de que están ‘protegidas’ contra las enfermedades cardíacas. Este poco reconocimiento, junto a las diferencias en la presentación clínica de los eventos cardiovasculares, conduce a estrategias de tratamiento menos agresivas y a una menor representación femenina en los ensayos clínicos, en los que tampoco se analizan los datos de forma diferenciada como se debería hacer”, explica la Dra. Fernández-Friera.
Las mujeres tienen un 20% más de riesgo de morir tras un primer infarto agudo de miocardio y, si superan este u otro evento cardiovascular grave, se les ofrece menos el mejor tratamiento disponible y su adherencia es un 30% inferior
Según la Dra. Wood, “en términos de prevención cardiovascular, el escenario ideal para todas sería aquel en el que se incorporase la educación en hábitos de vida cardiosaludables desde el colegio y cuanto antes, en el que atención primaria se implicase más y mejor en el reconocimiento de los factores de riesgo femeninos y en el que las mujeres fuesen capaces de identificar sus propios síntomas para saber pedir ayuda lo antes posible”.
La cardióloga del Hospital General de Massachussets también señala la necesidad de contar con unidades específicas para las mujeres en los centros sanitarios, así como en las clínicas especializadas, capaces de identificar, diagnosticar, tratar y prevenir las enfermedades cardiovasculares que afectan al sexo femenino, al tiempo que contribuyen a la investigación y desarrollan nuevas herramientas y tratamientos para mejorar el diagnóstico. “Es crucial que se aplique un enfoque contemporáneo, centrado en la ‘mujer sana’ para la identificación y el tratamiento temprano de las mujeres con riesgo de desarrollar enfermedades cardiovasculares”, añade la Dra. Fernandez-Friera.
La salud cardiovascular de las mujeres
Existen varias razones por las que las enfermedades cardiovasculares son de extrema importante para las mujeres: son la primera causa de mortalidad y la tendencia está aumentando, al igual que los factores de riesgo, debido al cambio en el estilo de vida de las últimas décadas. Sin embargo, existe una percepción de los riesgos muy baja por parte tanto de las población femenina como del sistema sanitario y la sociedad en su conjunto.
Estos riesgos no solo incluyen los clásicos: tabaquismo, mala alimentación y obesidad, sedentarismo e hipertensión, especialmente si van acompañados de estados de estrés sostenidos, o distress. “Las mujeres suman también otros riesgos específicos, como la hipertensión en el embarazo, la diabetes gestacional o la menopausia precoz”, afirma la Dra. Fernández-Friera.
Tampoco están bien representadas en las escalas de riesgo internacionales y, por tanto, existen trabas para el diagnóstico y el tratamiento. “Además, se conocen poco sus síntomas referenciales, que se añaden al típico dolor en el brazo y el pecho. Síntomas como dolor en la mandíbula, decaimiento, molestias en la espalda y dificultades para respirar. Por si fuera poco, las mujeres acuden más tarde al especialista, lo que se asocia a un 20% más de mortalidad tras un primer infarto”, continúa la especialista española.
Sin embargo, los problemas no acaban ahí, ya que los sesgos de género se reproducen incluso en el seno de los servicios de cardiología, que inscriben a menos mujeres en los programas de rehabilitación cardíaca. Y, en un terrible círculo vicioso, las mujeres que sí tienen la ocasión de acceder muestran un 30% menos de adherencia.
Por todo ello, ambas doctoras coinciden en destacar que las mujeres deberían aprender a priorizar su salud y, por supuesto, necesitan conocer con detalle los factores de riesgo asociados a las enfermedades cardiovasculares. Si este cambio fuese acompañado por mayor investigación, más diagnósticos tempranos y mejores tratamientos diferenciados, no solo se podrían prevenir hasta el 80% de estas patologías, sino que se mejoraría sustancialmente su pronóstico y, consecuentemente, se reduciría mucho su tremenda carga de mortalidad.
Por todo ello, el movimiento Corazón de Mujer ya cuenta con la colaboración de importantes empresas, profesionales de la salud y personas anónimas que entienden la importancia de unirse a esta lucha. Entre sus benefactores se encuentran Atria Clinic, la compañía farmacéutica especializada en salud femenina Organon, la Clínica Dr. Durántez y Solán de Cabras. Huelga decir que el deseo es crecer, tanto en influencia como en organizaciones, colectivos y personas colaboradoras.
* En imagen que ilustra esta noticia, la doctora Leticia Fernández-Friera durante la presentación de Corazón de Mujer, celebrada en el Espacio Solo de Madrid.